ElCapitalista007

martes, 4 de septiembre de 2007

Grandes Reportajes-JORGE ORDÓÑEZ: SOY UN IMPORTADOR QUE ME REMANGO

Ha llevado los nombres más importantes del vino español a Estados Unidos. Y lo suyo le ha costado. Ahora que está en la cima, lo único que pide a las bodegas con las que trabaja es la máxima calidad, un año tras otro y sin descanso.Por amor cambió el cálido clima de Málaga por las gélidas temperaturas de Boston y la sonrisa abierta por la cultura puritana de Nueva Inglaterra. Puesto a hacer lo que mejor sabía, quiso trasladar la experiencia de la distribuidora familiar y abrir caminos al vino español, pero se dio de bruces con la caída del dólar y la mala imagen de nuestro vino ­sinónimo de barato a finales de los ochenta­. Vivió episodios casi de cine negro con algún cliente que se negó a pagarle e incluso a devolverle la mercancía y se pateó Nueva York con un carro de la compra cargado de muestras.Tanto esfuerzo se vio recompensado, aunque más bien tarde ­«Nadie puede aguantar lo que he aguantado yo sin ganar un duro», asegura Ordóñez­ y hoy puede considerarse pionero de casi todo en Estados Unidos: «Introduje el primer albariño... fui el primero que empezó a traer clientes americanos a España...». Tiene 45 años, va directo al grano y tiene claro que «en el mercado americano, las 50.000 cajas hay que sudarlas».

GP Magazine: ¿Qué le diferencia de otros importadores de vinos españoles en Estados Unidos?

Jorge Ordóñez: El hecho de ser uno de los pioneros, capaz de ver las posibilidades del mercado y creer en el vino español. Además, probablemente, soy el más estricto en el control de calidad de los vinos que importo. Mientras otros centran el esfuerzo en el marketing, yo lo hago en la calidad original del producto. Gastamos cantidades importantes en el análisis de vinos y presto una gran atención al transporte y almacenaje: todo va refrigerado. Soy un corredor de fondo y no de sprint. En estos años no he dado el pelotazo en nada.

GPM: ¿Cómo es el consumidor americano?

JO: Es consumista y, por tanto, no es fiel a la marca sino a sí mismo. Cambia y prueba cosas nuevas y siempre está expuesto a muchos productos. Tiene un paladar muy exigente dentro de su perfil.

GPM: ¿Cuál es el secreto para vender en Estados Unidos?

JO: Lo más importante es el control de calidad del producto importado y su consistencia en el tiempo. La revolución del vino español ha sido muy rápida en los últimos 15 años, pero el éxito no se ha conseguido tan fácilmente debido a los altibajos de calidad por parte del sector.

GPM: ¿Cuál es su papel frente a las bodegas de las que importa vinos?

JO: Meto la nariz en muchos proyectos y meto mucha mano en los vinos. De hecho, hago el cupaje del 50% de los productos que exporto a Estados Unidos.

GPM: ¿Se le podría considerar en este sentido un importador-asesor?

JO: No, pero sí soy un importador que se remanga. En todos estos años, ninguna de las bodegas que represento me llamó a mí primero. Si veo que hay que hacer algún cambio en el vino, no para que le guste a Robert Parker, sino para que me guste a mí y encaje mejor dentro del mercado, lo recomiendo. Puedo sugerir, por ejemplo, que se haga una maceración pelicular o que se cambie la temperatura de fermentación.

GPM: ¿Es cierto que para que un vino tenga éxito en Estados Unidos debe pasar por el paladar y la aprobación de Robert Parker?

JO: El estilo de vino que gusta en Estados Unidos es el que marcaron los bodegueros de California: vinos bastante mediterráneos por las condiciones climáticas de la zona y que se pueden beber desde su salida al mercado. En el caso de los buenos, por su estructura y alta graduación, y contrariamente a lo que pudiera parecer, duran bastante en el tiempo. Creo que el éxito de Parker consiste en identificar este paladar americano. En lugar de imponer su gusto en el mercado, se pone del lado del consumidor y le dice los vinos que le van a gustar. Año tras año acierta y de ahí su fama y su éxito.

GPM: ¿Pero su gran influencia mundial no lleva a una homogeneización general de los vinos?

JO: Si la influencia de Parker es mundial, será porque refleja no sólo el gusto de los americanos, sino el de consumidores de todo el mundo. El mercado está cambiando, pero el copiarse unos a otro es una práctica ancestral. El consumidor internacional, y también el español, ya no quiere vinos de guarda si no tiene las condiciones adecuadas para ello. El consumidor moderno quiere vinos para disfrutar ya.

GPM: Usted cata dos veces al año con Parker. ¿Qué opinión cree que le merecen nuestro vinos?

JO: Creo que cada vez está más enamorado de los vinos españoles. Ha presenciado en vivo y en directo la revolución del vino español. Tiene colaboradores para catar Italia y Borgoña, pero el hecho de que él siga catándose toda España demuestra el respeto que tiene por el vino español. Está enamorado de la tempranillo y la garnacha.

GPM: ¿Cuál es la lista de "favoritos" españoles de Jorge Ordoñez?

JO: No puedo decirlo.

GPM: ¿Cómo lo tenemos frente a otros competidores en Estados Unidos?

JO: Quitando a Portugal, no hay países con mucho más futuro que España. Soy bastante patriota en este sentido. Yo estoy vendiendo garnacha, tempranillo, godello, albariño... Y esto es mucho más divertido.

GPM: Parece que el sueño americano sí existe para Jorge Ordóñez.

JO: Como buen mediterráneo, creo que el éxito no consiste en tener éxito sino en saber digerirlo. Mi sueño no ha sido nunca el de ganar pasta a la americana, sino hacer lo que me gusta.



1 comentarios:

Blogger gtcommerce ha dicho...

Si señor, esto si que podríamos decir que es un buen emprendedor, más gente hace falta así en España en estos momentos. xD www.ladespensashop.com

2 de febrero de 2013, 7:13  

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